El Gobierno nacional busca contrarrestar la fuerte baja de tasas de los plazos fijos, con la suba que hubo del dólar blue en los últimos días comienza a haber, por ahora, leves complicaciones para el Gobierno. Si bien las autoridades aseguran que no hay nada que preocuparse y dicen que no tendrá repercusión en los precios.
El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo ante los ejecutivos de finanzas en el último evento del IAEF, cuando indicó que la tasa de las letras que colocó la semana pasada el Tesoro fue superior a la de los pases del Banco Central (BCRA) y consideró que esa última tendrá un carácter más bien testimonial.
En esa línea, Caputo sugirió que los bancos deberían tener como referencia a la tasa del Tesoro. Si así fuera, las entidades financieras deberían pagar rendimientos más altos por los plazos fijos. Hoy, ofrecen tasas de 3,6% mensuales a los minoristas; pero a los grandes depositantes les abonan menos de 3% por mes. En cambio, una letra capitalizable (Lecap) del Tesoro puede pagar 4% mensual.
Para los analistas de Aurum, los números actuales muestran que cambiar la referencia desde los pases a las Lecap tendría un efecto marginal. De todos modos, el diagnóstico oficial es que la tasa es libre y que las entidades tendrán que competir entre ellas por los pesos si quieren aplicarlos a las licitaciones de deuda.
Por el momento, los bancos no recogieron el guante. Varias entidades consultadas por el portal de TN negaron haber recibido algún comentario formal para alinear sus tasas de plazos fijos con las que paga el Tesoro. Al contrario, el rendimiento que ofrecen las entidades financieras siguió a cada movimiento que el BCRA hizo con la tasa de pases.
Ese fenómeno se dio a pesar de que la actual gestión decidió eliminar el piso de tasa para los plazos fijos. Aún en esa situación, ningún banco se atrevió a hacer una baja agresiva. Hoy, según datos recopilados por el BCRA, los plazos fijos minoristas a 30 días pagan entre 28% y 32% en las entidades de primera línea. Para el equipo económico eso es un síntoma de que las instituciones ya no están sobradas de pesos como al inicio de la gestión.


